jueves, 26 de mayo de 2011

ASSOCIAZIONE PUBBLICA DI FEDELI FIGLI DI SANT’ANNA

A los Hermanos y Formandos Hijos de Santa Ana.
¡Muchas Felicidades!
Este año, nuestra Asociación cumple dieciocho años de existencia.
Para muchas de nuestras culturas, en el hermoso mosaico intercontinental en la cual, nuestra Asociación es la manifestación más bella, tal fecha señala un paso importante de nivel, la toma de conciencia de la propia razón de ser. De la adolescencia a la juventud. Así podríamos decir, si hablamos desde punto de vista de una realidad humana; pero, cuando el sujeto en cuestión es una institución, ¿cómo podemos reconocer si realmente si realmente hemos dado un “salto”?.
La respuesta la encontramos fundamentalmente en el recorrido de nuestra historia; desde aquel lejano 26 de Mayo del 1993 hasta hoy.
El ambiente fue el cuarto piso del edificio de Ruggero Bonghi (nombre que deriva de calle en la cual se encuentra el edificio). Era en la tarde, apenas habíamos terminado la hora de la formación con la Maestra Teresa Porturas.
Nos habían llamado de la puerta de via Merulana para comunicarnos que Monseñor Natalino Zagotto había llegado y quería encontrarse con nosotros.
Estábamos todavía reunidos, y Mons. Con mucha alegría le entrega a la maestro una hoja, en la cual se entrevé la firma de su Eminencia el Cardenal Vicario Camillo Ruini. Era el decreto de aprobación de nuestra Asociación.
Una alegría interior invadió nuestros corazones en aquel momento. No puedo decir si éramos todos consiente de la importancia de aquella decisión. Solo una cosa era cierta: de aquel momento en adelante la Iglesia nos daba su reconocimiento como parte de su organismo, en vista de un crecimiento sea espiritual, humano e institucional.
De aquel momento hasta hora, han pasado dieciocho años. Nuestra Asociación ha crecido, y como todo organismo ha pasado por muchas transformaciones. Cuantos jóvenes de diferentes continentes han tenido la posibilidad de conocernos y de experimentar la vitalidad de nuestro carisma.
Tantos han pasado, y así también, tantos han salido. Quien serenamente, quien en la esperanza de encontrar el camino justo de la realización humana y espiritual. No podemos lamentarnos, el Señor nos ha dado la posibilidad de vivir tantas situaciones y realidades, así también nos ha ofrecido elementos para integrarlos de este modo dar una respuesta de fe de gran calidad.
Haciendo una mirada a nuestra actualidad, presentes en seis naciones, con nueve nacionalidades diferentes, y participando activamente en la vida de la Iglesia mediante las diferentes pastorales y obras que son parte de nuestra acción carismática, como no experimentar, si lo podemos decir un “orgullo santo”, en comunión con los Obispos que nos ayudan y bendicen nuestras comunidades en la búsqueda continua del justo equilibrio entre el ser y el actuar.
Estamos invitados a elevar nuestra mirada hacía el horizonte que nuestro Señor Jesucristo ha propuesto a cada uno de nosotros. Aquel panorama beato entrevisto por la Madre Rosa, hoy se materializa en nuestra Asociación casi como en las otras expresiones de nuestro carisma y en particular en el Instituto de las Hijas de Santa Ana.
Si bien es cierto que nuestros ojos descansan en la serena y exigente mirada del Crucificado resucitado, no podemos no tener los pies bien puestos en la tierra. Nuestra espiritualidad tiene su centro de contemplación y vida en el seguimiento de Cristo en el misterio de su pobreza, esto significa que no tenemos que ilusionarnos que, como cuestión de magia, se pueden resolver nuestro límites y problemas humanos sin tener en cuenta nuestra humanidad, profundamente humana, sumamente humana.
Cristo no pasa por alto en su acción salvífica este elemento esencial de nuestra existencia. Por lo que el Hijo de Santa Ana, consiente de su propia fragilidad y que está en un constante proceso de maduración, hace tesoro del propio patrimonio espiritual, del magisterio de la Iglesia y de la experiencia de nuestra inspiración, nuestra querida Madre Rosa Gattorno, y comprende que solamente asumiendo, con coraje, la propia responsabilidad, aun en medio de los fracasos, podrá dar un testimonio conforme a la altura de la única y sustancial vocación bautismal, de la cual emana toda consagración.
Una mirada atenta a las dinámicas de nuestras Comunidades, nos hace entender las semillas de esperanza presente en el corazón de nuestros jóvenes consagrados, el esfuerzo por mejorar, de ayudar mutuamente en la superación de los momentos de dificultad; pero también nos ayudan a percibir que la cizaña esta todavía presente en medio del trigo, todavía verde. Las señales negativas son notorias, pero no nos atemoriza ni caemos en la tentación de sentirnos víctimas de los demás o de las situaciones.
La madurez se muestra en una respuesta coherente y positiva. No tenemos miedo de los desafíos, de las dificultades, Madre Rosa en sus memorias bendecía la “Derecha del Eterno Padre que, con soberana autoridad golpeaba el naciente Instituto para fortalecerlo en las tribulaciones”.
Para nosotros, hijos de un mundo que adora e idolatra lo efímero, lo transitorio, dieciocho años parecen demasiado para que sigamos siendo todavía una Asociación. Alguien podría afirmar que se sentiría mejor si fuéramos ya un Instituto... En parte sería verdad si no escondiera una trampa; sentir que ya estamos listos, para el alma cristiana no es signo de madurez. Esto nos pone a merced del Enemigo que se insinúa en nuestros afectos y nos empuja a aparentar lo que todavía no somos.
No, queridos hermanos. Queremos decir “sí” a la Iglesia, pero con el corazón transparente y simple, cual preciosa virtud que hace corona a la santa Madre de María Inmaculada. Por ahora nos disponemos a formarnos en el delicado itinerario que el Señor nos ha propuesto.
Démosle lo mejor de nosotros para el Reino.Hagamos tesoro de lo que nuestro Plan general propone como itinerario y demos aquel voto de confianza a nuestros superiores, que, hombres como nosotros, creen en el mensaje de nuestra Asociación.
Así, aunque si lejos en la distancia, pero unidos en el mismo estandarte. Hoy, con el corazón alegre agradezco a Dios que nos ha concedido pertenecer a esta Familia religiosa de la cual estamos orgullosos de llevar el nombre de Hijos de la Augusta madre Santa Ana.
A cada Hermano, y a cada uno de nuestros Formandos les deseo una jornada plena de las bendiciones en el corazón de Santa Ana, y la certeza de nuestra cercanía.
De quien los tiene presente.

P. José Valdo Feitosa Filho fsa.

miércoles, 25 de mayo de 2011

18 años, ¿mayoria de edad?

Hablar de 18 años es hablar de historia. Sin embargo, desde el punto de vista jurídico, la mayoría de edad es una condición para determinar la plena capacidad de obrar de la persona que consta en alcanzar una edad cronológica establecida. La figura está motivada en la necesidad de que la persona haya adquirido una madurez intelectual y física suficiente como para tener una voluntad válida para obrar algunos actos que antes no podía por sus carencias nombradas anteriormente.

En gran parte del mundo, la edad a partir de la cual un individuo se considera plenamente capaz está habitualmente comprendda entre los 16 y los 21 años. En algunas partes de África, la mayoría de edad se alcanza a los 13 años, mientras la mayoría en los países occidentales, se alcanza a los 18 años. Tal es el caso de Bolivia, Colombia, Chile, Panamá, Perú, Brasil, Reino Unido, Uruguay, México, República Dominicana, Ecuador, Venezuela, Unión Europea (casi todos los miembros), entre otros. Cumplir 18 años implica cambios. Sin lugar a dudas que el paso a la mayoría de edad se puede vivir con incertidumbre y ansiedad ante los cambios y responsabilidades que conlleva.

18 años de vida. 18 años de historia, de abrir camino y caminar juntos. Parece poco verdad? Pero no, porque sabemos que para Dios no existe ni tiempo ni espacio; El nos ha amado desde siempre, nos ha pensado desde siempre. Madre Rosa y Madre Virginia fueron solamente un instrumento para que este sueño se concretizara: con Madre Rosa comenzó la gestación y con Madre Virginia nacimos a la vida, (las obras de Dios no nacen de la noche a la mañana). Es asi que un día como hoy, nuestra Asociación nació dentro de la Iglesia y para la Iglesia: “La Asociación pública de fieles ‘Hijos de Santa Ana’ (...) es una pequeña parte del pueblo de Dios, que, movida por el Espíritu Santo, a responder a una gratuita llamada del Padre, se ha reunido para trabajar en el campo del Señor colaborando, en la Iglesia y con la Iglesia, en la obra salvífica de Cristo” (est. 1).

¿Qué significa para nostros cumplir 18 años? Adquirir la mayoria de edad implica cambios y asumir responsabilidades Y, nuestra Asociación ¿será que está preparada para asumir estos cambios? ¿Ya podemos hablar de autonomia? ¿Hemos adquirido realmente la mayoria de edad? Es verdad que estos últimos años hemos dado pasos muy significativos: la formación inicial está a cargo de los hermanos, nuestras comunidades se han consolidado o se estan consolidando; hemos asumido responsabilidades pastorales y académicas dentro de la diocesis donde nos encontramos, hemos empezado a generar nuestros propios recursos, hemos empezado a organizarnos territorialmente (Delegaciones), tenemos un Responsable Mayor que guía y acompaña el caminar de nuestras comunidades. Sin embargo creo que aún nos falta mucho camino por recorrer para alcanzar realmente la mayoría de edad; pero no debemos desanimarnos porque la Obra es de Dios y es El quien va guiando nuestro caminar con su gracia y su amor. Coraje!!! No estamos solos.

Feliz aniversario queridos hermanos!!!!!!!

viernes, 20 de mayo de 2011

Prima Comunione

Si è concluso l'anno di catechismo 2010/2011


I bambini sono stati una bella carica di positività ed entusiasmo ,a volte troppo,che fatica! Parlare a loro di Gesù, in maniera semplice, è stato per me senz'altro un arricchimento e una continua ricerca della parola del Vangelo. La spontaneità dei bambini e i loro semplici gesti sono testimonianza autentica per tutta la comunità parrocchiale. Infatti loro sono stati orgogliosi di essere parte attiva nella messa domenicale. Per questo voglio citare una bellissima frase di Gesù che dice: “Chi accoglie questo fanciullo nel mio nome , accoglie me...” (Luca 9,48)  (La catechista Rita)

E passato un anno ed il sabato è diventato un giorno comune. Sono passate già due settimane da quando il Catechismo è finito e già sento la mancanza degli otto bambini con i quali ho passato tanti bei momenti! Dal primo giorno in cui ci siamo presentati fino al grande giorno in cui hanno incontrato Gesù in persona, durante il Natale e la Pasqua. Loro sempre desiderosi di conoscere Gesù in ogni Sacramento! Ho imparato tanto da loro e spero che anche loro abbiano imparato qualcosa nei momenti passati insieme! Un saluto a Camilla, Damiano, Sofia, Michele, Lea, Gianluca, Michela e a William con tutto l'affetto, e un saluto anche alle loro famiglie che ci hanno accompagnato in questo bellissimo cammino spirituale! (Alin Pericica)

jueves, 19 de mayo de 2011

¿QUÉ ES EL CRISTIANISMO?





V Domingo de Pascua (Jn 14,1-12) - Ciclo A (Por José Antonio Pagola)

Los cristianos de la primera y segunda generación nunca pensaron que, con ellos, estaba naciendo una religión. De hecho, no sabían con qué nombre designar a aquel movimiento que iba creciendo de manera insospechada. Todavía vivían impactados por el recuerdo de Jesús al que sentían vivo en medio de ellos.

Por eso, los grupos que se reunían en ciudades como Corinto o Efeso comenzaron a llamarse «iglesias», es decir, comunidades que se van formando convocadas por una misma fe en Jesús. En otras partes, al cristianismo lo llamaban «el camino». Un escrito redactado hacia el año 67 y que se llama «carta a los hebreos» dice que es un «camino nuevo y vivo» para enfrentarse a la vida. El camino «inaugurado» por Jesús y que hay que recorrer «con los ojos fijos en él».

No hay duda alguna. Para estos primeros creyentes, el cristianismo no era propiamente una religión sino una forma nueva de vivir. Lo primero para ellos no era vivir dentro de una institución religiosa, sino aprender juntos a vivir como Jesús en medio de aquel vasto imperio. Aquí estaba su fuerza. Esto era lo que podían ofrecer a todos.

En este clima se entienden bien las palabras que el cuarto evangelio pone en boca de Jesús: «Yo soy el camino, la verdad y la vida». Este es el punto de arranque del cristianismo. Cristiano es un hombre o una mujer que en Jesús va descubriendo el camino más acertado para vivir, la verdad más segura para orientarse, el secreto más esperanzador de la vida.

Este camino es muy concreto. De poco sirve sentirse conservador o declararse progresista. La opción que hemos de hacer es otra. O nos organizamos la vida a nuestra manera o aprendemos a vivir desde Jesús. Hay que elegir.

Indiferencia hacia los que sufren o compasión bajo todas sus formas. Sólo bienestar para mí y los míos o un mundo más humano para todos. Intolerancia y exclusión o de quienes son diferentes o actitud abierta y acogedora hacia todos. Olvido de Dios o comunicación confiada en el Padre de todos. Fatalismo y resignación o esperanza última para la creación entera.