viernes, 11 de diciembre de 2009

Mensaje de Adviento: Desde Belén para el mundo

1. El Verbo eterno de Dios, al tomar nuestra carne mortal en el seno de una Virgen en la plenitud de los tiempos, confirió al misterio de Belén una dimensión cósmica y siempre actual. En Belén, Dios Padre comienza, por Cristo y en Cristo, a reordenar el universo hacia Él. Al tomar nuestra naturaleza humana, da a la creación su significado trascendente y, al entrar en nuestra historia, le confiere su orientación definitiva: Todo tiene en Cristo su consistencia y Él colma las aspiraciones del corazón humano. Él es nuestro Salvador, el único Salvador.

2. La Santa Iglesia nos invita a mirar este misterio sublime de la Encarnación del Hijo de Dios y, desde Belén, a reconstruir la averiada relación con Dios, con los hermanos y con la creación a causa del pecado original.

3. En Belén aprendemos a ser hijos de Dios, puesto que el Padre envió a su Hijo ha hacerse hombre y hermano nuestro. En el Hijo, en Jesucristo, estamos llamados a ser hijos de Dios. Por Jesucristo sabemos algo de Dios: que él es Padre, que nos ama y que nos regaló lo mejor que tiene: su amor, manifestado en Cristo. Ya podemos rezar el Padrenuestro.

4. La fraternidad humana, que se rompió cuando Caín mató a su hermano Abel, ahora es restaurada en Cristo. Él vino a congregar en la unidad a los hijos de Dios, dispersos y divididos por el pecado. En Cristo estamos llamados a construir la fraternidad universal, bajo la mirada de un Padre común. La verdadera vocación humana es a la fraternidad, mediante el amor. La Iglesia es escuela de fraternidad.

5. En Belén confluyen todos los elementos de la creación en armoniosa concurrencia: Las pajas, el pesebre y los animales; los reyes y los pastores; los ángeles y los coros celestiales; el frío y las tinieblas de la noche son iluminadas por la claridad del cielo; el amor de una madre, María, y la solicitud de un padre, señor san José, brindan sustento, cobijo y protección al débil, al recién nacido. Cuando nace un niño, renace Jesús.

6. Belén es la casa del pan y la morada de la paz. Belén es la imagen del universo devuelto a su Creador. Allí la vida brilla en todo su esplendor. Dejemos que Belén ilumine nuestro mundo, nuestra familia y nuestro corazón. ¡Feliz Navidad!

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