“Pongo en tus manos mi vida Señor y quiero gastarla todo por Ti”
El mes de Octubre, fue para nosotros un tiempo de gracia y de mucha bendición. Primero porque hemos tenido la oportunidad de contar con la presencia de Padre Valdo Feitosa, nuestro Responsable Mayor, que realizó su primera visita a nuestra comunidad, su presencia nos llenó de gozo y de mucha esperanza; al mismo tiempo nos dio la respuesta positiva a la petición que habíamos hecho de ser admitidos a la primera profesión religiosa dentro de la Asociación Pública de Fieles “Hijos de Santa Ana”.
Nuestro corazón está lleno de gozo y gratitud a toda la Familia de Santa Ana, por confiar en nosotros, por darnos su tiempo, su cariño, por su testimonio de vida que fue un aliciente para seguir adelante en esta aventura de amor. De manera particular nuestra gratitud a nuestros acompañantes que siguieron nuestros pasos, día a día, en esta primera etapa de formación, despertando en nosotros el amor a Dios y a los hermanos a través del Carisma y la Espiritualidad que Madre Rosa nos dejó como herencia. Estamos muy contentos por formar parte de la Familia de la Santa Madre y nos sentimos motivados a ser signos de esperanza para los demás, dando testimonio con nuestra propia vocación y misión en el mundo y, cumpliendo con el sueño de Madre Rosa, de llevar el nombre de Dios por todo el mundo, para que todos le conozcan y puedan amarle.
Es así que este 15 de octubre será una fecha muy recordado por nosotros, ya que en ese día, dimos nuestro primer SI por medio de las promesas de Castidad, Pobreza y Obediencia, según el Estatuto de la Asociación Pública de Fieles Hijos de Santa Ana, en las manos de nuestro Responsable Mayor, Padre Valdo Feitosa y, fueron testigos, Padre Juan Carlos Silva y el hermano Rafael Villegas (Diácono), y en compañía de nuestras hermanas Hijas de Santa Ana y muchas otras hermanas de otras Congregaciones religiosas.
La ceremonia fue presidida por Mons. Edmundo Abastoflor Arzobispo Metropolitano de la Paz, quien siempre ha demostrado mucha predilección hacia nuestra Asociación, desde que hemos empezado la etapa del noviciado hemos sentido su cercanía y su afecto paternal hacia nuestra comunidad.
Hno. Emigdio y Hno. José.