La Sagrada Escritura no dice nada acerca de Santa Ana, sin embargo ella se nos revela a través de un documento maravilloso e indiscutible: SU HIJA MARÍA. Es mirando a ella como descubrimos la imagen de su madre. Jesús mismo nos dice: “el árbol se conoce por sus frutos” Mt. 12,33.
La misión de Santa Ana como Madre de la Inmaculada, nos lleva a colocarla en el corazón mismo de la historia de la Salvación, entre el pequeño resto del Israel que esperaba con ansias el Mesías.
En la Iglesia, los Hijos de Santa Ana recibe y prolonga hoy la figura de la madre de la Inmaculada, en la Pobreza de Corazón y la donación paterna, rasgos típicos de la espiritualidad del “Resto de Israel”
Los Hijos de Santa Ana queremos hacer nuestros los gemidos, los suspiros y las lágrimas de los hombres de hoy, siendo en medio de ellos signo de espera y de don, reflejo del amor misericordioso del Padre, como lo fue Santa Ana en medio de los pobres de Israel. Queremos ser canales de la misericordia de Dios Padre.Hoy más que nunca nos sentimos llamados a cultivar la vida en todas sus manifestaciones, privilegiando las familias cultivando en ellas los valores del hogar de Ana, Joaquín y María.
lunes, 3 de agosto de 2009
SANTA ANA
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